Cuando las personas son cruelmente temerarias, debes recordar que tiene poco que ver contigo y todo que ver con ellas. Sé que es difícil, porque quieres combatir el fuego con fuego solo para demostrar que lo tienes dentro y quieres defenderte de la manera más gratificante que sabes. Pero descubrirá, una y otra vez, que todo lo que hace este método es volverlo aún más amargo.

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¿Sabes cuando la gente es más cruel? Cuando algo los golpea y los golpea fuerte. Cuando algo es tan cierto que quieren refutar hasta que se hayan convencido de que te han convencido de que tienen razón. Probablemente hayas tocado algo que les hace pensar que estás revelando lo que han estado tratando de ocultar. Todos los esfuerzos que han realizado para suprimir esas cosas se vuelven hacia ti. Al reaccionar con crueldad, les estás permitiendo que lo hagan.

¿Por qué la gente es mala? Aquí está la respuesta corta: están heridos. Aquí está la respuesta larga: están realmente heridos. En algún momento, alguien, sus padres, sus amantes, Lady Luck, los ensuciaron. Ellos fueron aplastados. Y todavía temen que el dolor nunca se detenga o que vuelva a suceder.



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-Martha Beck

Si lo piensas, debes tener simpatía. Principalmente porque todos han estado allí, y en realidad, un buen número de nosotros todavía lo estamos. Sé que puedes relacionarte con ser cruel mientras esa vocecita en tu cabeza dice tienen razón y haciendo un seguimiento de todas las razones por las que no eres digno y no eres digno de ser amado, seguro que puedo. Es un lugar bajo para estar: un lugar donde estás tan decepcionado e inseguro que tienes que arremeter contra los demás para sentirte bien.

Las personas lo excluirán porque no quieren ser excluidas. La gente criticará porque se critica a sí misma. Serás crucificado por ser tú mismo y crucificado por fingir ser alguien que no eres. La mayoría de las veces reconocerás y estarás molesto por las cosas que haces. Es una de las muchas realidades desafortunadas de la vida, y no hay nada que puedas hacer para controlar las acciones de los demás. Sin embargo, puedes aceptarlo y enseñarte a ti mismo a elevarte por encima. No es la ruta fácil, ni es la más gratificante. Pero es, sin falta, lo que más vale la pena.