A veces solo quieres hacer retroceder, no solo en el día sino en toda tu vida. Desea comenzar de nuevo, armado con el conocimiento de que hacer ciertos movimientos cambiará su futuro. Tal vez si no vas allí, eso no sucederá. Tal vez si no tienes esa experiencia, verás las cosas de manera diferente. Es posible que la memoria sea lo que te haga atarte y atarte a este camino. Entonces, si esa cosa nunca fue parte de tu vida, entonces tal vez el sentimiento nunca existiría y estarías en un lugar mejor. Serías alguien mejor.

Solo tal vez.

A veces solo miras por la ventana, soñando despierto con una vida diferente. Representas historias en tu cabeza, conversaciones con personas que no existen, discuten asuntos que deseas tener y van a lugares que deseas ver, solo para que algo de tu amor pueda ser liberado. Entonces, alguien o algo te devuelve a la realidad y tienes que sonreír y fingir que estás bien. Admitir la verdad es una conversación que no deseas tener. Por lo tanto, el pensamiento permanece oculto, al igual que su escena favorita de una película vergonzosa, esperando que la próxima vez esté solo. Siempre guardado como una parte secreta de su identidad.



A veces solo quieres deshacerte de toda tu moral y hacer lo que quieras. El dinero de repente no significa nada, así que gastas cada centavo que tienes en algo escandaloso. Agarras el frasco prohibido de galletas porque a la mierda, quieres comer cada una. ¿A quién le importa si tus jeans favoritos ya no te quedan? ¿A quién intentas impresionar? Nada importa. No tienes inclinación a preocuparte. Hoy te sientes como el infierno y no quieres fingir una sonrisa. Entonces, en lugar de ir a trabajar como se supone que debe hacerlo, repitiendo el mismo viaje todos los días, se sube a su automóvil, toma el volante y simplemente conduce. Porque cualquier lugar tiene que ser mejor que dirigirse a un destino sin espacio para respirar.

A veces, cuando todo está hecho y te has quemado, simplemente te acuestas en la cama y lloras. Piensas en todo lo que siempre quisiste y dejas caer las lágrimas de tus ojos.

¿Por qué es esta mi vida? ¿Qué me pasó? ¿A dónde va mi vida? ¿Por qué no puedo ver?



Y luego algo cambia y te detienes. Algo parpadea en la distancia: un dedo que hace señas, una luz en la oscuridad, que te invita a venir.

Se vislumbra la vida que deseas. Y, por una vez, no está en tu cabeza. Estás ahí y es real. Puedes verlo, tocarlo, y la forma en que te atraviesa el pecho hace que quieras llorar.

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Esta vez, sin embargo, las lágrimas que caen son deseadas.



Oh, cuanto tiempo has esperado este momento. El que creías que solo podía permanecer en tu corazón.

Así que sonríes y bailas, regocijándote cuando una parte oculta de ti finalmente se libera. Esto es lo que querías. Esto es lo que anhelaste. Y ahora estás en medio del momento, no quieres que se vaya nunca.

Pero no se queda.

Y ahora se ha ido.

Nuevamente, se acabó el tiempo. Se ha escapado.

La realidad te está llamando.

Sin embargo, cuando regresas, hay un nuevo pensamiento en juego. Un recuerdo ahora forjado. Uno que no puedes traicionar.

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Si bien sabe que las cosas pueden no haber durado, también sabe que el cambio es posible y que solo el pensamiento lo mantendrá fuerte.

Porque a veces la vida no es perfecta y nuestro futuro parece estar establecido.

Pero mientras tengamos esperanza, el juego aún no ha terminado.