No me llames No me envíes mensajes de texto. No me rompas No me etiquetes en lindos videos de Facebook. No le pregunte a mi familia ni a mis amigos cómo estoy. Si me ves en un bar o en la ciudad, no vengas a saludarme. Si me pasas por la calle, sigue caminando.

No quiero saber de ti. No quiero verte. No quiero nada de ti. No quiero tener nada que ver contigo.

Eso puede sonar duro, pero la realidad es que ya no hay razón para que hablemos. No tenemos que hacer una pequeña charla sobre nuestros días. No tenemos que preguntar qué piensa la otra persona. Ya no tenemos que albergar resentimiento. Somos libres, entonces ¿por qué no extender nuestras alas y volar?



Nuestra amistad terminó con nuestro romance, e incluso llamarnos conocidos en este punto sería generoso. No tenemos que fingir que nos importa más que nosotros, entonces, ¿por qué molestarse en hablar?

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Tuvimos nuestra carrera y nos divertimos, pero la carrera se hizo agotadora y la diversiónse detuvo por completo. Nuestra llama parpadeante se apagó y nuestro tiempo en el solconjunto. Eso puede sonar duro, pero es la verdad.

Somos el mismo lado de dos imanes diferentes. Cualquier atracción entre nosotros tenía que ser forzada y no sería natural. Hay momentos en que creo que nos aferramos tanto el uno al otro que nuestros cuerpos finalmente se rindieron, y luego hay otros momentos en los que creo que simplemente dejamos de intentarlo y dejamos ir voluntariamente.



No te odio Nunca lo hice, ni creo que alguna vez podría. Nunca fuimos destinados a ser amantes.

Probablemente nunca debimos ser amigos. Demonios, tal vez nunca estuvimos destinados a existir en la vida del otro. Por encima de todo esto, todavía quiero lo mejor para ti.

Quiero que seas feliz. Quiero que encuentres al amante que deseas, el mejor amigo que necesitas y la persona con la que siempre soñaste. Simplemente no quiero escuchar sobre eso. No necesito escuchar sobre la pasión entre ustedes dos que nunca estuvo allí con nosotros. No necesito ver cómo te hace más feliz que yo.

No puedo ser el hombro para llorar o el oído atento cuando te molesta. Es más fácil alejarse y nunca mirar hacia atrás. Es más fácil aceptar nuestro tiempo juntos y seguir adelante. Es más fácil fingir que no existes.



Puede sonar duro, pero prefiero decirte una verdad fea que una hermosa mentira.